Capitan jesus molina villegas

Capitan jesus molina villegas

GALLERIAS DE LA CABEZA PARLANTE
EL CAPITAN JESUS MOLINA VILLEGAS(+)
Por Igor Barreto
Revista Pie de Crรญa, Ediciรณn 7, 2005

Siempre que llegaban a Caracas los gallos espaรฑoles de Manuel Barea, lo escuchaba preguntar con interรฉs por el capitรกn Molina: He traรญdo un gallo pinto de aquellos que comprรณ mi padre a Garcรญa de la Flor para obsequiarlo al Capitรกn. Palabras mรกs, palabras menos, se trataba de un gesto de consideraciรณn andaluza que no pasarรญa desapercibido.

Con el tiempo, aquellas preguntas despertaron mi curiosidad, pues se trataba de uno de los oficiales de la marina venezolana quien en 1962 comandara el alzamiento contra el presidente Betancourt, en la oriental ciudad de Carรบpano. Unos aรฑos despuรฉs, nos encontramos un cierto sรกbado en la gallera del Club Caracas. Es un hombre delgado de piel atezada, de una edad absolutamente impredecible y una manera de estar de pie que comunica una especial dignidad a su imagen.

El es un ejemplo de la existencia de una cultura tradicional, ligado al antiguo ritual de la pelea de gallos en Venezuela. Al respecto, Antonio Machado decรญa en su Juan de Mairena que aquello que no es tradiciรณn no es cultura (y viceversa). Con hombres como Molina el canto de nuestros gallos se escucharรก fuertemente. El capitรกn no oculta su posiciรณn polรญtica, es un republicano como los diestros que durante la Guerra Civil espaรฑola entraban a las plazas de toros con el puo alzado. Tambiรฉn se le puede escuchar elogiando al gallo cubano y a criadores que no fueron tan โ€œrevolucionariosโ€ como el senador Bringuier, a quien Molina trata en este testimonio con admiraciรณn. Los recuerdos del capitรกn nos colocan frente a la imagen de un senador Bringuier preocupado. Imagino que en su mente estarรญan las detonaciones de los fusilamientos en Camagรผey.

Pero insiste la generosidad de Molina en mostrar al senador y a Viro (su legendario gallero) como personas amables y deferentes, aun en medio de un estado de sitio. Escuchรฉ hablar durante mรกs de una hora, en su quinta de El Muco en Carรบpano, al capitรกn Molina Villegas, fueron palabras sencillas pero que organizaban con gran poder una realidad. De aquella conversaciรณn transcribo, apenas unos trazos, pido disculpas:

โ€œLleguรฉ a Cuba poco tiempo despuรฉs de que Fidel entrara en La Habana. Yo era un teniente de navรญo que viajaba con tres mil quinientos dรณlares de viรกticos, venia de Estados Unidos de realizar un curso sobre guerra anfibia. Me habรญa graduado en el aรฑo cuarentainueve. En ese viaje conocรญ al senador Bringuier y a Viro quien atendรญa su gallerรญa en Pinar del Rรญo. Era la mejor, un caney de palma real de unos cien metros cuadrados. Bringuier querรญa irse de Cuba, tenรญa muchas caballerizas y criaba tambiรฉn cochinos.. En Cuba fue senador dos veces. Fidel le habรญa encarcelado a un hijo. Viro vendรญa gallos, sabia de espuelas y clasificaba muy bien. Los cubanos solรญan armar sus gallos y construyeron la espuela con su copa, siempre el material para tallarla eran las conchas de las espuelas de otros gallos. El laboratorio tambiรฉn lo inventaron los cubanos, para ese entonces salรญan muchos gallos untados en la golilla con cocaรญna diluida en alcohol.

En el aรฑo 1936 hubo un gran desafรญo entre Espaรฑa e Inglaterra y los espaรฑoles perdieron todas las peleas. De ahรญ viene el gallo nuestro. Al gallo espaรฑol le pesan las alas y la cola. Si no se le cortan las guรญas de la cola en una pasadera el ave busca picarse las plumas de su cola, aunque para un gallo salidor las guรญas de la cola suelen ser muy รบtiles para atraer al contrario tras de sรญ. Fui un venezolano que ayudรฉ militarmente a la Revoluciรณn Cubana. Recuerdo de esa รฉpoca lo bueno que los canagรผeyes de Zayas.

En aquel primer viaje comprรฉ treinta gallos a cien dรณlares cada uno. Cuando los elegรญa habรญa un pollo crestirroso, y Viro me dijo: llรฉvese ese que es un Motembo. Esos gallos llegaron de Espaรฑa. Bringuier recibiรณ una jaula de gallos espaรฑoles y al toparlos hubo uno que no lucia tanto y un Sr. Llamado Motembo o de Motembo se lo llevรณ a su casa; de ese animal salieron aves extraordinarias. Fue un animal de cualidades singulares que perdimos en un combate con un gallo de Josรฉ Sigala, nos cegรณ de puerta y la pelea apenas durรณ unos minutos. Cuando alguien viene a mi casa y me dice: Te compro ese gallo. Siempre entiendo que es una de las tantas maneras de pedir un gallo y respondo: Te lo regalo. Yo casi nunca busco un puesto especial en la gallera, me siento arriba o abajo sin importar.

A Luis Billar le comprรฉ un gallo que se llamaba Islero como el toro que matรณ a Manolete. Un gallo indio tres libras y diez onzas. Que yo sepa, Mendieta no vendรญa gallos, sรณlo a Carlos Corado de Caracas le mandaba ejemplares de vez en cuando. Durante mi exilio, luego del Carupanazo, estuve una corta temporada en Jerez. Fui amigo de Alejandro Moreno, quien era muy solidario, lo que nunca olvidarรฉ. Cuando salรญ del paรญs perdรญ mi lugar de origen como el รกrbol de retama, estuve en Zรบrich, en Parรญs pero los embajadores me concedรญan sรณlo algunas horas de permanencia. Querรญa ir a Rusia, pero Italia me concediรณ la residencia y estuve un aรฑo. Los รบltimos seis meses fueron en Espaรฑa, los mejores, hasta que el presidente Leoni me concediรณ el indulto. Y regresรฉ.

Mi familia paterna cultivaba cacao en el oriente de Venezuela, en Rio Caribe. Mi abuelo criaba los gallos y tambiรฉn mi padre y un tรญo materno. Junto a otros amigos armรกbamos nuestras tenidas y le ponรญamos espinas de jabillo a los pollitos. Durante aquellos aรฑos en la escuela leรญ una carta que me hizo sentir orgulloso, era una carta del general Bermรบdez al general Pรกez donde รฉste le dice en pleno furor de la guerra de independencia: En Rio Caribe los hay muy buenos. Era mi pueblo. En fin, soy revolucionario y devoto de la Virgen del Valleโ€